domingo, 14 de junio de 2020


Y continuo el paseo, mientras tanto, con un amigo sufridor con la misma afición fotográfica nos intercambiamos mensajes de whasap, quiere acercarse donde me encuentro, me encuentro relativamente cerca de la ciudad donde vivimos y quiere sacar de paseo a su cámara también, con ella no ha parado de hacer fotos pero a su objetivo para pajareo, a ese hay que desempolvarlo,.- ¿Pajareo?.- tu trae algo de macro que por aquí no hay más que bichitos, le comento yo, pero nó él quiere pajareo.
Y así es como andando con dificultad entre la maleza espesa, me fijo en los dragonfly, los hay de muchos colores y tamaños, voy capturando con mi cámara unos cuantos ya, verde, marrón, azul preciosos los pequeños y los grandes, no paran de moverse de una rama a otra, como de un juego de cortejo se tratase, no se que comerán estos bichejos, son muchos los que aletean, sigo pensando en la dificultad que tienen que pasar las golondrinas para atraparlos, posteriormente hablaremos mi amigo y yo de todo ello al pie del canal. Momentos fotográficos para dos elementos que bien podían estar en la barra de un bar, pero no, prefieren hoy disfrutar de esta naturaleza, comentarla, conocerla, tan cercana a nuestras ciudades y la vez tan lejana del interés humano.
Con esta Tercera Mirada, concluyo un paseo, el de este día por el cana,l con la escusa de salir a pajareo y un teleobjetivo montado en cámara, bien se pueden hacer bonitas fotos macro.
  


El paseo continúa, y me viene a la mente que es lo que me ha llevado a este lugar, no es más que buscar algún animal viviendo en libertad junto a este canal arbolado en todo su trayecto, tengo claro el concepto fotográfico, capturar la belleza y el momento en una foto, si expreso sentimiento muchísimo mejor.
Al dirigir la mirada hacia el canal de regadío siempre con la misma cantidad de agua, turbia y marron a causa de las lluvias caídas los días anteriores,  Observo a un metro del agua aves veloces, supongo sean aviadores o golondrinas tijeretas en vuelo rasante capturando mosquitos, es increíble, que con esa velocidad, agilidad y movimientos bruscos impredecibles sean capaces de ver y cazar al vuelo su alimento favorito, insectos varios.
Sigo con la vista su vuelo y descubro entre los árboles, apoyados, en un par de ramas unas cuantas crías de este  ave, observan a su madre cazar y gritan todos abriendo el pico en cuanto se acerca con una presa, les hice varias fotos, incluso creo que demasiadas a estos pequeños.
Me quedo y os enseño una de ellas, hermosa por su mirada penetrante, tras el descubrimiento de la presencia de un humano fotógrafo que viene a alterar su paz y quizá la ausencia de alimento por parte de su madre, donde hasta ahora solo tenía una preocupación, que es alimentar a sus polluelos, entra en juego el temor, poniendolos a salvo en otro lugar, quizá otro árbol próximo o quizá vuelvan a su ramita en ausencia de este humano que os escribe.
Por fin salgo a patear el campo, ya la primavera se ha quedado atrás, esta época es la ideal para descubrir junto a un canal de agua, fauna salvaje diminuta camuflada entre los tonos aún verdes y cálidos, es su época de reproducción.
Para un aficionado a la fotografía y la literatura es fácil encontrar movimiento entre la maleza, lo que no es fácil es encontrar la composición y en mi caso literaria con fines de darle sentido y sentimiento a este momento.
Este momento representa a esa mirada, ese instante intentando camuflándose entre las hojas verdes, ocultándose de ese humano que cámara en mano intenta encontrar otra mirada, una captura de la vida de dragón azul como le llaman algunos, que con sus colores, vuelo y con sus ojos penetrantes hipnotizan a cualquiera que ose mirarle de frente en su entorno, tengo suerte, capturé su momento, capturé su mirada en un instante fotográfico.