Con aires de libertad las hormigas se adentran en nuestro habitad, tan pequeñas y admiradas por el ser humano que sabe valorar su trabajo abnegado, decidido, dedicado y a veces tan delicado, corretean por aires primaverales por la pradera verde, la simiente que buscan, la comida definitiva para el próximo invierno, tendrán que dejar desecar esa comida antes de introducirla en sus casas, sus hormigueros.
Se abre la veda, empieza la competición entre los distintos reinos de hormigas, las inclemencias del tiempo, los depredadores, las idas y venidas siempre con comida a cuestas, todo para el hogar, una comunidad unidad.
Estos días las hormigas salen de sus hormigueros, un ser insignificante que limpiará de desechos nuestros campos incluso serán capaces de introducirse en algunas de nuestras casas, poniendo en peligro su vida. También servirán de alimento a otros animales y la cadena alimenticia nunca dejará de girar, porque la naturaleza está viva, quizá sea negra y pequeña, pero naturaleza al fin y al cabo.
Que orgulloso enseño a través de una fotografía simple, sencilla, porque algo tan pequeño puede llegar a ser algo tan representativo para los seres humanos de la vida en la naturaliza, por seguir viviendo en la naturaleza, naturalmente.
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